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Rabdomiolisis por esfuerzo, cuando las agujetas se convierten en un grave peligro para la salud

La rabdomiolisis por esfuerzo puede ser confundida por agujetas, pero es mucho más grave y hay que prestar atención a ciertos síntomas.

Las agujetas, esas típicas molestias que todo deportista ha sentido alguna vez tras un ejercicio de alta intensidad, suelen ser aceptadas como sinónimo de un buen entrenamiento. El problema surge cuando dichas agujetas van un poco más allá de las molestias musculares, con síntomas como movilidad reducida, confusión o vómitos. En este caso, ya hablamos de un problema mucho más serio, la rabdomiolisis por esfuerzo, una patología que puede tener serias consecuencias para nuestra salud.

Rabdomiolisis por esfuerzo, cuando las agujetas se convierten en un grave peligro para la salud

La rabdomiolisis

La rabdomiolisis es, explicado de forma sencilla, un trastorno producido por una alta desintegración de las fibras musculares. Las células musculares dañadas pasan al torrente sanguíneo causando serios problemas renales debido a algunas de las proteínas liberadas en sangre, tales como la mioglobina. La gravedad de los síntomas, que en general consisten en dolor, vómitos y confusión, depende del grado de daño muscular y de si se desarrolla o no la insuficiencia renal.

¿Por qué se produce la rabdomiolisis? Puede ser a causa de enfermedades musculares hereditarias o infecciones, aunque también (una de las más extendidas) por haber realizado un esfuerzo físico superior a la capacidad de nuestro sistema músculo esquelético. Cuando entrenamos, dañamos las fibras musculares generando roturas microscópicas que, con descanso y una correcta alimentación, nuestro organismo se encarga de reparar y fortalecer, fortaleciendo mediante este ciclo de entrenamiento/recuperación los músculos entrenados.

Cuando realizamos un ejercicio físico extenuante, en lugar de provocar diminutas roturas en las fibras musculares, destruimos (literalmente) el tejido muscular. Los residuos musculares pasan a la sangre y, a través del sistema circulatorio, llegan a los riñones. Algunas de las células musculares destruidas, tales como la proteína mioglobina, son lesivas para el riñón, pudiendo causar insuficiencia renal aguda según la intensidad del ejercicio físico y el grado de destrucción de los tejidos afectados.

El síntoma más característico que acompaña a una posible afectación por rabdomiolisis es, además de dolor agudo, movilidad reducida, confusión o vómitos, un color mucho más oscuro de lo habitual en la orina. La rabdomiolisis por esfuerzo se da en casos de entrenamientos severos en personas no habituadas a dicho esfuerzo, siendo frecuente también en personas que hacen uso de aparatos de electroestimulación sin tener los conocimientos necesarios para ello.

¿Cómo evitar la rabdomiolisis? Obviamente, entrenando con cabeza. Debemos regular la intensidad del ejercicio según nuestras características físicas, teniendo en cuenta que lo que funciona en un deportista puede resultar peligroso en otro. En el caso de la electroestimulación, debemos dejarlo en manos en un profesional o, en su defecto, hacer uso de programas de entrenamiento de baja intensidad para ir conociendo la respuesta de nuestro organismo. De una manera o de otra, la mejor opción pasa por entrenar de forma gradual, aumentando la intensidad del ejercicio según vamos mejorando nuestra capacidad muscular, y sobre todo alimentarnos e hidratarnos correctamente antes, durante y después de los entrenamientos.

Imagen | Jason Holley

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