Cuando hablamos de ejercicio aeróbico o anaeróbico nos estamos refiriendo al tipo de metabolismo energético que emplea nuestro organismo como respuesta a la actividad física que estamos realizando. Tanto los ejercicios aeróbicos como los anaeróbicos aceleran el metabolismo y queman calorías. Pero, ¿qué tipo de ejercicio tiene más ventajas para nosotros?
Ejercicio aeróbico
En el ejercicio aeróbico, el oxígeno de nuestro cuerpo se utiliza para producir la energía que se transporta a los músculos más activos. Cuanto mayor sea la capacidad del organismo de aprovechar ese oxígeno que recibe (Vo2 máximo), más eficiente será la formación de energía (adenosina trifosfato - ATP) mediante un proceso denominado fosforilación oxidativa.
El ejercicio aeróbico se caracteriza por ser de larga duración y de intensidad baja o moderada. El entrenamiento aeróbico mejora significativamente el funcionamiento del corazón, los pulmones y todo el sistema muscular, por lo que mejora la capacidad del organismo de transportar el oxígeno en el cuerpo con mayor rapidez y eficacia. Caminar, ir en bicicleta, nadar o hacer footing son ejemplos de actividades aeróbicas.
Ejercicio anaeróbico
En el ejercico anaeróbico, el oxígeno no es necesario para producir energía. En el sistema anaeróbico hay dos mecanismos a través de los cuales se produce la ATP:
1. Fosfocreatina: también conocida como creatina fosfato. Es una molécula de creatina fosfolizada almacenadora de energía en el músculo. Es usada por el cuerpo para generar de forma anaeróbica ATP, formando creatina para los 2 a 7 segundos después de un esfuerzo de alta intensidad.
2. Glucogenólisis anaeróbica: es un proceso catabólico del cuerpo que consiste en la remoción de un monómero de glucosa de un glucógeno mediante fosforólisis para producir glucosa. Es decir, para alimentar el músculo y darle energía en un proceso anaeróbico.
El ejercicio anaeróbico se caracteriza por ser de corta duración y de alta intensidad. Como ejemplos de este tipo de ejercicios, tenemos la musculación, los sprints o el levantamiento de peso.
Lo mejor: una combinación de ambos ejercicios
El ejercicio aeróbico no crea músculo. Una persona que esté una hora sobre la bicicleta a un ritmo suave o moderado no creará nada de musculatura en su cuerpo. El esfuerzo prolongado hace que el organismo consuma la propia proteína del músculo para conseguir energía. Primero quemará el glucógeno que tiene en sangre, hígado y músculos, y cuando se le termine esa fuente de energía el organismo procederá a consumirse a sí mismo para seguir manteniendo el nivel de energía necesario para el ejercicio.
El ejercicio anaeróbico es ideal para generar una mayor musculatura. Con un esfuerzo intenso, se crea microrupturas musculares que necesitarán ser reparadas con un descanso adecuado y una buena alimentación. Este proceso de recomposición acelera el metabolismo y genera tejidos nuevos sobre los dañados, regenerando la musculatura y haciéndola crecer. Una mayor musculatura genera también un mayor gasto calórico del organismo, incluso sin realizar ejercicio físico.
Lo ideal es una combinación de ejercicio aeróbico y anaeróbico. Con el ejercicio aeróbico sobre la bicicleta mejoramos el sistema cardiovascular, reducimos el número de componentes nocivos en el organismo y eliminamos grasa acumulada en el cuerpo.
Con el ejercicio anaeróbico generamos más musculatura y potencia muscular, aumentando el gasto calórico del organismo y mejorando el rendimiento en el ejercicio aeróbico.
Para conseguir unos resultados óptimos en el entrenamiento en bicicleta de montaña, lo ideal es salir 2 o 3 días a la semana a machacar los pedales, y aprovechar los días restantes para realizar ejercicios de pesas en diferentes músculos del cuerpo. De esta manera, conseguiremos un estado de forma óptimo, un rendimiento más alto y un metabolismo más eficiente a la hora de aprovechar la energía y mejorar la capacidad de quemar calorías en el organismo.
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