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Entrenamiento: Consejos acerca de cómo prevenir y/o curar las dolorosas y temidas ampollas

Las ampollas (también denominadas ámpulas) son pequeñas bolsas de piel rellenas de líquido producidas por el resultado de una fricción o...

Las ampollas (también denominadas ámpulas) son pequeñas bolsas de piel rellenas de líquido producidas por el resultado de una fricción o roce constante que tiene una parte de la piel (pies, manos, etc) con algún tipo de objeto (calzado, guantes, puños, etc). El objetivo de una ampolla, al igual que el de un calambre muscular, es el de avisar que cierta actividad está forzando o causando algún tipo de daño en nuestro organismo, siendo en este caso nuestra piel la principal víctima. Para evitar estas molestas heridas, nada mejor que conocer algunos consejos acerca de como prevenir y/o curar las siempre dolorosas y temibles ampollas.

Entrenamiento: Consejos acerca de cómo prevenir y/o curar las dolorosas y temidas ampollas

¿Qué es una ampolla?

Antes de conocer cómo prevenir o curar una ampolla, lo primero que debemos hacer es aprender qué es realmente una ampolla. Las ampollas (o ámpulas) son pequeñas bolsas que se forman en nuestra piel, normalmente rellenas de líquido, ocasionadas por el resultado de algún tipo de fricción continua. En general, la formación de ampollas más frecuente en los ciclistas se produce por presión excesiva en una zona concreta de nuestro cuerpo y, normalmente, sin previo aviso. Son las denominadas ampollas por fricción.

Este tipo de ampollas aparece con relativa frecuencia en pies y/o manos, especialmente cuando alguna de estas dos partes del cuerpo tiene que habituarse a una nueva actividad deportiva, un aumento de la actividad habitual, un cambio de calzado, guantes o cualquier otro accesorio y/o componente, y en términos generales, a una combinación de algunos o todos estos factores anteriormente descritos.

¿Cómo tratar una ampolla?

Si hemos sufrido la aparición de una molesta ampolla, debemos seguir una serie de reglas básicas que nos ayudarán a curar la herida y aliviar el dolor producido por la misma. Para ello:

  • Nunca reventar la ampolla. Con el fin de evitar cualquier riesgo de infección, lo más recomendable es no perforar la ampolla. Sin embargo, existen especialistas que aconsejan drenar la ampolla si ésta es demasiado grande o está ubicada en una zona del cuerpo especialmente molesta.
  • En el caso de reventar la ampolla, lo más aconsejable es lavar la herida con agua y jabón y desinfectarla con un algodón humedecido en alcohol o agua oxigenada. Después, con una aguja también desinfectada con alcohol o con la llama de una cerilla o mechero, realizar una pequeña incisión hasta permitir que salg el líquido del interior de la ampolla. Posteriormente, cubrir la ampolla con una gasa antiséptica y aplicar un pequeño vendaje con una abertura en el centro para que penetre el aire.
  • Nunca retirar la piel que cubre la ampolla. Con el fin de evitar una posible infección, no se debe retirar la piel que cubre la ampolla, ya que la zona terminará muy enrojecida, sensible e irritada. Este pequeño trozo de piel tiene como función proteger la piel que se regenera debajo de la herida, y lo más recomendable es dejarlo hasta que la herida sane completamente.
  • Ventilar la ampolla. En caso de que podamos hacerlo, lo más recomendable es lavar la ampolla con agua y jabón y dejarla al aire libre en los momentos en que tengamos una menor actividad, como por ejemplo durante el sueño nocturno. De esta manera, aceleramos el proceso de curación de la herida.
  • Retirar las gasas húmedas o mojadas. Cuando las gasas que protegen una ampolla se mojan o humedecen por alguna razón, debemos considerar que las mismas se han contaminado y proceder a su cambio. Muy importante en el caso de los deportistas, ya que la actividad física produce una sudoración que puede terminar contaminando nuestra tan mimada ampolla.

¿Cómo prevenir una ampolla?

La mejor manera de evitar la aparición de ampollas pasa por una buena prevención. Para ello, nada mejor que seguir estos consejos para olvidarnos de estas molestas 'compañeras':

  • Frotar con alcohol las zonas de nuestras manos y pies más propensas a sufrir la aparición de ampollas o las que van a estar expuestas a una actividad física no habitual.
  • Aplicar un pedazo de cinta adhesiva, parche, tirita o almohadilla a la zona o zonas de nuestro cuerpo más propensas a la irritación por fricción.
  • Rociar talco o aplicar vaselina para evitar el rozamiento de nuestras manos y pies con otros objetos, como pueden ser unas nuevas zapatillas, unos nuevos guantes o unos flamantes puños recién estrenados.
  • Usar un equipamiento adecuado. Unas zapatillas que no se ajustan perfectamente al pie o unos guantes que se desplazan arriba y abajo en nuestras manos pueden causar la aparición de ampollas.

Por último y como siempre recomendamos en TodoMountainBike, ante la aparición de ampollas de gran tamaño, de muy mal aspecto o de forma habitual, la solución más acertada pasa por acudir a nuestro médico para que pueda determinar la causa de nuestro problema y solucionarlo de la mejor forma posible.

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